Cine

Festival de Cine Alemán 2025: una invitación a mirar lo incómodo

 

Cine que no elude la pregunta

En una época en la que la opinión se mide por su impacto y no por su profundidad, hay espacios que apuestan por lo contrario. El 24° Festival de Cine Alemán, presentado por el Goethe-Institut Mexiko, propone hacer del cine un lugar donde las preguntas incómodas no solo se toleren, sino que se celebren. Bajo el eje temático “Controversial”, la edición 2025 se posiciona como un gesto de resistencia frente a la narrativa uniforme, y como un espejo —a veces agrietado— de un mundo que necesita detenerse a mirar lo que evita.

Del 23 de septiembre al 4 de octubre, la Ciudad de México volverá a ser el punto de encuentro para una selección audaz de películas alemanas que interrogan su tiempo, confrontan lo establecido y proponen formas alternativas de interpretar la realidad. Pero este festival no es únicamente una muestra cinematográfica. Es una experiencia que cruza territorios estéticos y sociales, con funciones especiales, encuentros entre cineastas, actividades paralelas y la entrega del Premio Kino, en su segunda edición.

Desde su transición formal a festival, el evento ha sabido expandirse y evolucionar sin perder lo esencial: su vocación como puente cultural entre Alemania y México. Lo que comenzó con cinco películas en una sola sede, hoy articula un circuito nacional con más de 25 títulos por edición y cifras récord de asistencia. Esta madurez no ha implicado complacencia, sino mayor riesgo y libertad curatorial.

Una de las claves de esta edición está en su imagen: una ilustración creada por la artista mexicana Elena Petel. Su trazo limpio y narrativo plantea una provocación visual discreta pero aguda. Inspirada en lo íntimo, en lo que interrumpe desde lo aparentemente neutro, su propuesta gráfica evoca lo polémico que se oculta en lo cotidiano. No es un póster decorativo, sino una puerta a los temas que atraviesan la selección oficial: crisis climática, desigualdad, migración, tensiones geopolíticas, género y memoria.

El cine aquí no funge como refugio escapista. Funciona más bien como dispositivo de fricción. Las películas seleccionadas —muchas de ellas con presencia en festivales europeos de alto nivel— no buscan ofrecer respuestas cerradas, sino detonar preguntas necesarias. En tiempos donde las cámaras de eco repiten versiones editadas del mundo, esta programación propone mirar sin filtros, con paciencia, con incomodidad.

El Premio Kino, dividido en dos categorías, es otro de los ejes del festival. Por un lado, reconocerá al mejor largometraje alemán dirigido por cineastas emergentes, con una residencia artística en la Ciudad de México. Por otro, premiará al mejor cortometraje mexicano —seleccionado por su afinidad con los temas del festival— con un viaje a un festival de cine en Alemania. Ambas distinciones refuerzan el compromiso de generar intercambios horizontales entre cinematografías, y no simplemente exportar cultura.

Como cada año, el festival también conmemorará el Día de la Reunificación Alemana el 3 de octubre, recordando que los procesos sociales —como el cine— son complejos, fragmentados y llenos de contradicciones. La reconciliación, tanto histórica como simbólica, se convierte aquí en un telón de fondo que atraviesa muchas de las historias proyectadas.

@fcinealeman.mx