Pizzas imperdibles en CDMX: tres lugares con propuestas fuera de lo común
En estas tres cocinas, la masa se convierte en un manifiesto
En una ciudad que nunca duerme, donde los sabores se cruzan como avenidas en hora pico, hay pizzas que no siguen la ruta habitual. Entre el eco de una fritura napolitana, el calor de un horno de piedra con acento sudamericano y el guiño callejero de una birria fundida con queso, surge una triada que vale la pena saborear. No es solo comida: es una geografía emocional trazada con salsa de tomate y bordes dorados.
Rita la Pizza Frita | @rita_lapizzafritta
Zamora 31, Condesa
Martes a domingo a partir de las 14 h
En el corazón de la Condesa, Rita ofrece una rareza que no parece encajar en la lógica de la pizza clásica, pero que al primer bocado deja clara su intención: reinterpretar la tradición con descaro y sabor. La masa se fríe, no se hornea. El resultado es una textura que cruje al tacto y se deshace al centro, envuelta en rellenos que saben a sur de Italia: ricotta, mortadela, mozzarella, especias. Aquí, lo napolitano se vuelve travieso.
Barrio Sur | @barriosur.restaurante
Calz. Sta. Catarina 207, San Ángel Inn
Lunes a domingo a partir de las 13:30 hrs
Al sur de la ciudad, Barrio Sur cultiva otro tipo de devoción: la de los sabores que viajan sin perder raíces. En este restaurante, la pizza al horno de piedra es una extensión de la cocina ítalo-uruguaya, donde cada ingrediente es elegido con intención, y el equilibrio manda. No hay pretensión, pero sí carácter: masa delgada, bordes crujientes, ingredientes bien colocados. Es el tipo de pizza que no necesita gritar para hacerse notar.
Cuatro de Barrio | @4debarrio
Caleta 554, Narvarte Oriente
Lunes a domingo: 9–21:30 hrs
Y si lo que se busca es provocación con sentido, Cuatro de Barrio tiene una propuesta que mezcla códigos callejeros con pasión artesanal: pizza de birria. Lo que alguna vez fue un experimento casero es hoy un plato contundente, jugoso y bien armado. Base crujiente, queso fundido, birria especiada y generosa. Aquí no hay lugar para las medias tintas. Los miércoles hay birria libre y los jueves, cocteles dobles. Pero lo verdaderamente generoso es el espíritu con el que se cocina: desde el barrio y para el barrio.
En una ciudad que se rehace a cada mordida, estas tres pizzas no buscan competir, sino dialogar. Entre el sabor, el fuego y la calle, hay un punto de encuentro que no se encuentra en ningún otro lado más que en el primer bocado.
