Dónde comer las mejores alitas de la Ciudad de México
El antojo tiene su propio día mundial
El antojo por excelencia despierta con el olor de una buena salsa que se derrama por los dedos, el crujido perfecto que se alcanza tras la primera mordida y la espuma de una cerveza artesanal que suaviza el picor. El 29 de julio, el Día Mundial de las Alitas, es la excusa perfecta para descubrir tu nueva receta favorita para compartir con tus amigxs.
Si estás buscando dónde disfrutar una deliciosa tarde de alitas y cerveza, aquí te contamos de nuestros lugares favoritos.
Beertlan: sabor casero y fermentos con identidad
@beertlan
Malintzin 165-Local 3, Del Carmen, Coyoacán
Abierto todos los días desde las 16 h
Beertlan no necesita promesas exageradas. Desde Coyoacán, este tap room nacido del espíritu independiente de Cervecería OBNI ofrece lo que pocos lugares conservan: sazón sin pretensiones y fermentos que cuentan historias. En su menú, las alitas y boneless se presentan como un lienzo para salsas intensas: BBQ, Buffalo, Pimienta Limón o Mango Habanero, cada una con su propia personalidad y nivel de intensidad.
El maridaje aquí no es un lujo, es parte del guion. Papas gajo, bolitas de queso o guacamole se cruzan en la mesa como acompañantes naturales, mientras las cervezas artesanales y las hidromieles de la casa afinan la experiencia. Beertlan es para quien busca un pretexto para quedarse más tiempo y probar una pinta más.
Open House Burgers: antojo en cada esquina del plato
@openhouseburgers
Milwaukee 66, Nápoles
Lunes a sábado, de 13 a 22 h – Domingo de 13 a 19 h.
En la Nápoles, donde las ideas se cocinan lento pero se sirven calientes, Open House Burgers nació del impulso de dejar atrás la rutina de oficina para encontrar algo más jugoso. Y vaya que lo lograron. Aquí, las alitas no son la estrella solitaria: comparten escenario con sliders en promo 2×1, bowls reconfortantes, portobellos empanizados y hamburguesas rellenas que juegan con sabores poco comunes.
Las salsas caseras —BBQ, Honey Chipotle, Mayo-Habanero, Chimichurri, Macha o una inesperada Salsa Italiana— visten a las alitas con el desenfado que caracteriza a este espacio. Cada platillo aquí habla en lenguaje de antojo, ese que no necesita traducción. Para beber: tinto de verano, porque la frescura también se sirve en copa.
