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Cris Winters presenta su imperdible novela autobiográfica ‘Elementos Impares’

El corazón está amoratado pero al menos se volvió a abrir
“Elementos impares” es un libro que cuenta historias paralelas sobre amor, deseo, la búsqueda de uno mismo (en el amor o rechazo de alguien más) en estos tiempos de atención fragmentada, egoísmo y mucha velocidad, sin darnos cuenta de que la voz que tanto buscamos ya se encuentra dentro de nosotrxs mismxs, “sólo hace falta encontrarla o desempolvarla”, como cuenta la autora. Se trata, también, de una curaduría de recuerdos, pero sin perder el humor, o encontrándolo por accidente –la autora se refiere a “Elementos impares” como una comedia que se vive como si se tratara de una tragedia– sobre las adolescencias prolongadas que los adultos vivimos o pretendemos estirar eternamente en la actualidad. Se trata de un libro honesto, valiente, descarado, atrevido y también un poquito morboso.
Elementos impares
Elementos Impares
Con influencias tan variadas como la de (la baronesa, o vampiresa, dependiendo del cristal con que se mire) Amélie Nothomb, la música del compositor Erik Satie, de la concrete poetry y hasta de los caligramas de Guillaume Apollinaire (de donde surge, por ejemplo, la idea de que la tipografía se haga pequeña cuando la protagonista se siente así, empequeñecida por las circunstancias), «Elementos impares» nos presenta a una anti-heroína natural de las ciudades actuales, que vive en un «dating» que es, quizás, una evasión de la realidad, haciendo zapping o
swiping a personas que, como ella, tampoco están verdaderamente interesadas en nada en particular, pero si en el fugaz en el sobreestímulo posmoderno, buscando algo que realmente no desean encontrar.
Sobre ello, Cris Winters nos dice: «es como buscar trabajo sin querer encontrarlo, creyendo que con sólo decirlo, se cumplirá. Y es algo muy significativo del privilegio también: un juego de apariencias, una multitasking emocional, una segunda adolescencia que no queremos que termine nunca, pero que vemos llegando a su fin a toda velocidad».
Los nuevos modelos amorosos no son nuevos, no son modelos a seguir y no
son particularmente amorosos, son, sobre todo, la crítica devastadora del modelo anterior: “el amor romántico”, pero no proponen nada claro ni conciso.